La perspectiva feminista de Semíramis González
Semíramis González es comisaria y crítica de arte. Esta joven asturiana afincada en Madrid desde hace años, es especialista en feminismo y arte. Ha codirigido el Festival Miradas de Mujer 2014, es comisaria del proyecto La New Fair en La New Gallery y también ha comisariado proyectos para Just Madrid o Arte Santander.
Semíramis nos ha hablado sobre la figura del comisario y además ha realizado una selección de cinco mujeres artistas que viven en Madrid con las que llevaría a cabo una exposición. Ellas son: María Bueno, Olalla Gómez, Irma Álvarez-Laviada, Maya Watanabe y Ángela Losa.
¿Cómo definirías la labor de un/a comisario/a?
Un comisario se encarga de crear conexiones. Desde las artes plásticas esto significa vincular y relacionar el trabajo de distintos artistas con un hilo en común. Un buen comisariado debe ser capaz de mostrar posibilidades nuevas sobre las piezas, trazar un discurso consistente y bien estructurado que nos permita disfrutar del arte desde un punto de vista distinto. Una comisaria debe estar siempre atenta a lo que ocurre en el panorama del arte, sin olvidar las referencias históricas, de cara a generar proyectos de calidad.
¿Qué crees que hace falta para ser comisario/a?
La formación es fundamental, pero no sólo. Haber estudiado Historia del Arte o disciplinas de Humanidades es muy importante, pero es necesario también seguir aprendiendo siempre, visitar estudios, ver exposiciones, conocer el trabajo de mucha gente. Siempre es necesario conocer nuevas propuestas y enriquecerse con todo lo que vemos. Una buena comisaria siempre está atenta a lo que ocurre en el arte.
¿Por qué has elegido a estas artistas?
Me gusta el trabajo de las artistas que he seleccionado porque es diverso. Sus líneas de investigación son muy variadas pero cada una, en su campo, investiga sobre lo que le interesa con gran calidad y buscando nuevas formas de contar.
¿Cuáles son tus referentes a la hora de comisariar?
Creo que en España hemos tenido un nivel muy bueno de comisarios y gestores. Eso es fundamental para gente más joven, como es mi caso, que comenzamos a trabajar con un gran camino ya trazado por otros antes. Tania Pardo es una de las comisarias que tengo como referencia; sus proyectos siempre implican a mucha gente, más allá de los artistas, y generan exposiciones activas, atractivas y muy pedagógicas.
¿Cuál es el mayor reto al que te enfrentas como comisaria y crítica de arte feminista?
Creo que como feminista me encuentro con los mismos retos que el resto de comisarios o críticos; es decir, busco, veo y visito estudios como todos, planteo proyectos y escribo pensando en aquellos artistas que me parecen de calidad, pero intento siempre pasar todo por el tamiz feminista. Me gusta ser crítica en todos los sentidos del término, mirando más allá de lo que se nos cuenta, especialmente en el momento actual que nos toca vivir, y creo que ahí es donde no se puede olvidar la cuestión feminista. En mi caso, la crítica a los acontecimientos presentes pasa siempre por una mirada feminista, y así intento que sea también con mis proyectos.
¿Crees que el arte feminista se sigue considerando revolucionario o se ha asimilado como una parte más de la realidad artística?
Creo que el feminismo seguirá siendo revolucionario hasta que no alcance sus objetivos. Así que hoy en día sí, aún sigue siendo una opción revolucionaria. Lógicamente, la realidad ha cambiado sustancialmente desde las primeras feministas en los 60 y 70, pero aún es extraño que una mujer artista se declare abiertamente feminista. Si lo hace, sabe que todo lo que trabaje a partir de entonces va a ser calificado como “feminista”, como si fuera lo único que una mujer artista puede trabajar a lo largo de su carrera. El feminismo es un posicionamiento político y social crítico con la realidad; una artista puede trabajar esto en algunos de sus proyectos y en otros no, y esto no debería servir para categorizar toda su trayectoria. Creo que al final todo tiene que ver con ser crítica con las realidades que vivimos, y la no igualdad y discriminación de género es un hecho innegable.
¿Qué se puede hacer para dar visibilidad a mujeres artistas?
Posicionarse. Cada vez que surge el eterno debate sobre el escaso número de mujeres premiadas o seleccionadas en exposiciones, sale a relucir la excusa de la calidad. Los jurados se escudan en que se fijan en la calidad de los trabajos, no en el sexo de quien participa. Esta justificación es ridícula, teniendo en cuenta que entre el 60 y el 70% de las licenciadas en Bellas Artes son mujeres. Como comisaria y crítica me siento en la obligación moral de no olvidar que las mujeres tienen más dificultades para alcanzar las mismas oportunidades que los hombres, así que intento que estén presentes en mis proyectos. Cada uno, desde su parcela diaria de trabajo, puede encontrar estrategias para visibilizar el trabajo de las mujeres en cualquier ámbito.