El Observatorio de Arte Urbano: ¿se puede conservar lo efímero?
Hace cinco años que Elena García Gayo, madrileña de nacimiento, restauradora de profesión y amante del arte urbano por vocación, decidió unir las dos pasiones de su vida y trabajar para la protección y conservación de obras de arte urbano, para lo que creó el Observatorio de Arte Urbano. Su primer y gran objetivo: conseguir proteger la firma del mítico Muelle en la Calle Montera.
¿Cómo nace tu interés por el arte urbano, estuvo relacionado con tu profesión?
Yo me acerco al arte urbano por una curiosidad personal al observar manifestaciones artísticas en la calle, de graffiti primero y luego los murales. Me doy cuenta de que es algo desconocido en mi campo y que no sé qué hay detrás de todo eso. A partir de ahí empiezo a indagar y a contactar con gente que sí que lo conoce.
¿Cómo surge el Observatorio de Arte Urbano?
A raíz de conocer a Fernando Figueroa, a quien propuse participar conmigo en el Festival Asalto V con un proyecto que no hubo tiempo de realizar. Consistía en asistir al festival como profesionales, él como conservador, yo como restauradora, con nuestras batas, con todo un equipo técnico y científico detrás, para restaurar un mural. Queríamos que se viera que el street art podía interesar a profesionales dedicados a la conservación de patrimonio. Tras este proyecto, surgió la idea de qué pasaría si se propusiera en firme que una obra de street art fuera declarada Bien de Interés Cultural (BIC) –el BIC es el escalón más alto dentro de la protección de patrimonio español–. El graffiti no está considerado como patrimonio y el arte urbano tampoco, aún siendo manifestaciones artísticas, quizá porque son demasiado recientes.
¿Podría el arte urbano llegar a ser Bien de Interés Cultural?
Yo creo que de una forma global, no. Evidentemente es un arte efímero, y así lo reconozco, pero soy coherente con mis acciones y, puesto que he solicitado la protección como BIC del graffiti de Muelle de Calle Montera, creo que algunas obras podrían llegar a ese nivel.
¿Cómo se determinaría qué obras se protegerían y cuáles no?
Estas cuestiones las estamos planteando en un grupo de investigación del GEIIC sobre arte urbano, que yo misma coordino. Fundamentalmente, que la obra o el artista sean importantes para un colectivo. Al final he conseguido mi objetivo, que era acercar estos dos mundos, el arte urbano y la restauración. He conseguido plantear estas cuestiones dentro de mi ámbito profesional y, aunque nosotros todavía no hemos llegado a conclusiones firmes, sabemos que ya se están conservando algunas piezas, por eso es tan necesario sentar unas bases metodológicas.
¿Conservar lo efímero es una paradoja?
Implica paradojas y paradigmas. Depende de la obra, de la situación en la que se encuentre esa obra que se quiere conservar y de cómo se esté justificando. Si haces un mural en un barrio y resulta que llega a ser importante para el vecindario y ellos deciden conservarlo, ¿de quién es? Lógicamente la propiedad intelectual es del artista, por eso si se quisiera arrancar la obra para subastarla y especular, no lo defendería. Sin embargo, si fuese una conservación sentimental porque ha llegado a ser un símbolo para los vecinos, creo que ahí sí se debería hacer todo lo posible por protegerlo. Yo no estoy por conservarlo todo, sí quiero salvaguardar algo que nos identifica como sociedad de nuestro tiempo, la del siglo XXI.
¿Cómo se podría conservar la firma de Muelle en Montera?
Hay dos posibilidades. Una, que es la que defendemos, es alargarle la vida. Hablamos de arte efímero, ninguna de estas obras llegará al siglo XXII por los materiales y características técnicas, pero sí podemos conseguir que nos sobrevivan a nosotros, que también somos efímeros. Lo ideal sería hacer que tenga una muerte lenta. La otra posibilidad viene dada por el estado de abandono y ruina en que se encuentra el edificio donde está la firma de Muelle. Llegará un punto en el que decidan tirarlo o reformarlo. Ese sería el momento de salvarlo. El graffiti se puede arrancar con las técnicas de restauración de pintura mural, pero arrancarlo con una parte del muro sería más seguro. Se podría recolocar en el siguiente edificio, o exponerlo en un museo que esté ligado a la ciudad de Madrid, porque Muelle es historia de Madrid. El sitio del graffiti no es el museo, pero es un buen sitio para un Muelle desahuciado.
¿En qué punto está la propuesta?
Hemos intentado revitalizar la propuesta con una nueva recogida de firmas, y al mismo tiempo solicitamos apoyo a la Comisión de Patrimonio del siglo XX del Ministerio de Cultura, que se ha pronunciado favorablemente, apoyando la iniciativa ante la corporación del Ayuntamiento actual. Anteriormente la Comunidad de Madrid nos denegó la protección BIC para la firma de Muelle, sin embargo, los técnicos informaron de que sí veían la necesidad de conservarlo. Ahora, con la ayuda de la Comisión de Patrimonio del siglo XX, esperamos que haya una nueva oportunidad y el Ayuntamiento notifique a los dueños que ese mural debe conservarse. Y, en caso de que no lleguen a consenso, el Ayuntamiento tome cartas en el asunto e inicie los trámites necesarios para conservar el Muelle.
¿El Observatorio de Arte Urbano sólo opera en Madrid o está abierto a hacerlo en más ciudades?
No me cierro a nada. No descarto aliarme con cualquiera que tenga los mismos intereses. Por ejemplo, en Estados Unidos hay una iniciativa que se llama “Save the Banksy” cuyo creador, Brian Greif, salvó de la especulación una obra de Banksy que estaba en una casa que iba a ser destruida. Antes de que alguien comerciara con ella, habló con los dueños, extrajo la obra, y la colocaron en un soporte. Ahora la presta de manera gratuita para exposiciones. Me alié con Niquelarte, en la primera convocatoria de Objetivo Muelle, ellos son una asociación gallega de conservadores y restauradores que están intentando proteger patrimonio actual que no contempla la ley. También algunos artistas urbanos me han contactado para preguntarme cómo pueden alargar la vida de sus obras y me gusta mucho poder ayudarles.
Entonces, ¿los artistas urbanos se están interesando por la restauración de sus obras?
El artista urbano es un profesional complejo y se manifiesta a través de varias fórmulas: participa en festivales, pinta murales, expone y vende en galerías y se preocupa por su obra porque es su trabajo. Quizás desde un punto de vista purista la parte legal no es muy aceptada –los tintes que está tomando el arte urbano son raros–, pero todo eso responde a una proliferación de artistas que tienen necesidad de trabajar y crean una industria de la que poder vivir.
¿Qué futuros proyectos tiene el Observatorio de Arte Urbano?
Llevar a buen puerto el grupo del GEIIC de arte urbano; conseguir pactar unos criterios y un código deontológico por el cual podamos intentar proteger algunas obras de forma digna y coherente sin apoyar la gentrificación; evitar la especulación del arte urbano; intentar que los artistas colaboren con la iniciativa. Esos son mis deseos y proyectos. Y para conseguir este fin, me aliaré con cualquiera que me proponga algo en esa dirección.