Miren Pastor y la incertidumbre del cambio
Miren Pastor es una fotógrafa navarra afincada en Madrid desde hace años. Aquí ha gestado su serie "Bidean", un trabajo fotográfico que lleva desarrollando desde hace cinco años, inspirada por su hermano Ander y su entrada a la adolescencia, con todos los cambios, experiencias y sensaciones que esta etapa de la vida supone. Ahora compite como finalista en el ING Unseen Talent Award 2016.
¿Cómo empezaste en el mundo de la fotografía y -más importante- por qué te quedaste en este ámbito? ¿Qué te aporta?
Estudié Bellas Artes en Bilbao y me especialicé en escultura. Cuando llegué a Madrid, azarosamente empecé a estudiar en Blank Paper Escuela de Fotografía y me marcó un antes y un después. En la primera clase con Fosi Vegue, gracias a su manera de vivir y enseñar la fotografía, me contagió de lleno las inquietudes de analizar la realidad que nos rodea de otra manera y, sobre todo, la pasión por el fotolibro.
Este ha sido un punto muy importante en mi vida tanto a nivel personal, como artístico y laboral, al encontrar gente con intereses muy afines que se han convertido en mi “familia” madrileña, por ser el lugar en el que se ha gestado mi proyecto "Bidean", y al empezar a trabajar como coordinadora de la propia escuela. Tengo la suerte de llevar casi una década rodeada de fotografía, fotógrafos, fotolibros… en la que todo lo aprendido en el día a día no tiene precio.
Fuiste asistente de artistas como Cristina Iglesias, Daniel Canogar, Roberto Coromina o Christian Patterson. ¿Cómo han influido estas experiencias en tu trabajo?
Trabajar mano a mano con artistas que admiras es un lujo. Entre la universidad y el mundo laboral creo que hay un vacío abismal y, en este caso, aprendí muchísimo gracias a Cristina Iglesias y todo su equipo, como con Daniel Canogar y Roberto Coromina. En el caso de Christian Patterson, fotógrafo al que admiro, me surgió la oportunidad de ir a Nueva York a trabajar en su estudio. Tuve la suerte de observar desde sus costumbres al organizar el Drive, hasta la manera en la que conceptualiza, aborda, desarrolla y expone los proyectos. Estaré eternamente agradecida a la generosidad de los cuatro, ya que son experiencias que se van posando y es con el tiempo cuando cada vez soy más consciente de su importancia
Has autopublicado dos fotolibros de tu proyecto Bidean. ¿La autopublicación es una opción o una obligación cuando quieres dar salida a tus trabajos?
La autoedición es un fenómeno que está aumentando día a día. Gracias a los avances tecnológicos, la reducción de los costes de producción y las nuevas estrategias de difusión que nos ofrecen Internet y las redes sociales, es la vía que muchos autores estamos utilizando para dar a conocer nuestro trabajo. Cierto es que cada vez hay más iniciativas, más editoriales independientes, concursos y posibilidades para conseguir publicar un libro, pero no es fácil que coincidan con tus plazos, o se ciñan a tus necesidades y, en este sentido, es lo mejor que tiene la autoedición, que te permite tener el control total sobre tu trabajo.
En mi caso, al menos, ha sido una opción y aunque una de las partes más complicadas diría que es la distribución, estoy muy contenta de la experiencia y con ganas de repetir la fórmula para el tercer libro en el que estoy trabajando.
A través de los dos fotolibros has ido dando forma a Bidean. ¿Crees que el proyecto habría seguido adelante de la misma forma sin estas publicaciones?
Seguramente no. Sin saber que se podía convertir en un proyecto río, ha sido el formato del propio libro el que me ha posibilitado seguir desarrollando el proyecto. Manteniendo la misma estructura, las nuevas imágenes se han ido incorporando al proyecto. Estas dos publicaciones y la nueva, que saldrá en 2017, representarán las tres etapas que formarán el primer ciclo de Bidean. Por suerte cuento con un gran equipo de profesionales en los que confío plenamente. Al fin y al cabo, cada libro lo entiendo como un trabajo colectivo, ya que detrás de cada una de las publicaciones hay muchos profesionales involucrados.
Hablando de Bidean, llevas trabajando en este proyecto cinco años. ¿Cómo surgió la serie? ¿Se cerrará próximamente?
Cuando quieres empezar a desarrollar un proyecto, el primer conflicto que surge es encontrar el tema con suficiente implicación al que le quieras dedicar gran parte de tu tiempo. En mi caso, surgió gracias a la acumulación de imágenes -de manera inconsciente- de mi hermano Ander, que estaba adentrándose de lleno en su adolescencia; se convirtió en el foco del proyecto. Me atrae la paradoja entre esta efímera etapa vital caracterizada por el avance a tientas, casi un salto al vacío, enfrentada a los paisajes inmortales, pero vulnerables también en cualquier instante. Él entendió desde el principio todo lo que suponía para mí y siempre me ha ayudado en todo, de manera que la fotografía ha creado un vínculo muy especial entre los dos.
Tras cinco años fotografiando a estos adolescentes, soy consciente de que han crecido y el proyecto se ha convertido, como su propio nombre indica en euskera, en un camino que sigue avanzando. Un proyecto río que seguirá generando su propia identidad, junto a la evolución de estos protagonistas. No tengo prisa por cerrarlo porque no pienso en un objetivo inmediato, al contrario, me interesa analizar los procesos de cambio, viviendo, disfrutando y aprendiendo del proceso.
Bidean contempla la adolescencia como un proceso y un cambio natural. ¿Crees que la adolescencia es una etapa un tanto estigmatizada socialmente?
Me interesa la adolescencia como una época de cambio que nos marca un antes y un después, en la que los altibajos se experimentan de una manera más intensa, condicionan nuestro crecimiento y dan carácter y forma a nuestra identidad. Esta etapa vital, caracterizada por un progreso lleno de incertidumbre, es también un momento de formación del yo futuro que nos definirá el resto de nuestra vida. Pero la verdad es que, según crecemos, esos altibajos se van repitiendo a lo largo de la vida, como los propios ciclos inestables de la naturaleza.
Creo que no es justo meter a todos los adolescentes en un mismo saco. Es verdad que España es uno de los países de Europa con más jóvenes de 18 a 24 años que ni estudian, ni trabajan, pero cada persona es un mundo, no me gusta generalizar. Los tiempos cambian y se aceleran las prisas de los niños por querer crecer. Supongo que todo va tan rápido que se nos olvida que nosotros también fuimos adolescentes. Ponernos en el lugar del otro siempre cuesta y más aún al ser alguien que está experimentando en primera persona cambios físicos y psicológicos generados por esta época tan efímera, complicando la comunicación y la comprensión.
Gracias a tu proyecto Bidean te has convertido en finalista del ING Unseen Talent Award 2016. ¿Qué supone para ti estar en esta final? ¿Y qué supondría ganar?
Son cosas que no te esperas, sorpresas caídas del cielo que te dan fuerzas y demuestran que merece la pena todo el esfuerzo hecho hasta la fecha. Está siendo una oportunidad maravillosa para poder seguir creciendo, dar difusión al proyecto realizado y estar en contacto con profesionales del medio como Todd Hido, el resto de compañeros finalistas y los organizadores del Unseen y de ING. Esta gran aventura finalizará con la exposición en el Festival Unseen el 22 de septiembre y, gane o no, estoy muy agradecida porque esta gran experiencia que ha supuesto ser finalista ya ha sido todo un avance para mí.
Tus fotografías más recientes, presentadas al ING Unseen Talent Award bajo la temática Fool for love, muestran a tu hermano Ander en su estancia Erasmus en Lisboa. ¿Se convertirán en otra etapa del proyecto Bidean?
Bidean implícitamente gira en torno a mi hermano, su contexto, su crecimiento, su evolución, sus errores, sus aciertos… Ha dado la coincidencia de que la temática propuesta para desarrollar el proyecto para el Talent Award Fool for love tiene mucha conexión con la manera en la que entiendo Bidean, al reflejar situaciones de cambio y de gran intensidad. Casualmente, mi hermano estaba a punto de vivir los últimos días de su Erasmus en Lisboa, y como tuve la misma experiencia hace nueve años, era consciente de que esa burbuja de libertad que vives tras finalizar los estudios y antes de volver a casa, podía ser muy interesante para desarrollar la temática Fool for love. Es muy probable que forme parte de siguiente etapa de Bidean.
Sin querer convertir a Ander en “protagonista” del proyecto, me interesa trasladar valores universales a partir de las sensaciones y emociones más allá de un diario personal. Le estaré eternamente agradecida por haber compartido conmigo y mi cámara su salto de la adolescencia a la madurez.
Has producido algunos vídeos, ¿es el videoarte una opción de cara a futuros proyectos?
Los vídeos son otro de los pilares importantes del proyecto. En la misma línea que las fotografías, los escenarios naturales cumplen un papel contemplativo. Cada etapa del proyecto está formada por una serie de fotografías, una publicación, una pieza multimedia y un texto del teórico de arte Iván del Rey de la Torre. El vídeo para mí es todo un nuevo universo que me gustaría investigar más a fondo, porque aporta al proyecto un factor vital: el tiempo.
¿En qué proyectos estás trabajando ahora?
Bidean me acompaña allá donde voy, siempre está presente; es prácticamente una forma de vida. En paralelo estoy trabajando en otro proyecto en colaboración también con mi hermano Ander. Él está terminando de estudiar arquitectura y los conocimientos de ambos han sido totalmente complementarios para desarrollar Primas Gemelas. Panticosa, Cauterets y Gavarnie, que son tres antiguas villas, consideradas primas gemelas por haber compartido un pasado idéntico. Desde sus entrañas nacen las fuentes termales que abastecieron sus baños durante su época dorada, declive y dispares intentos por sobrevivir. Compaginando fotografías, vídeos, material de archivo, planos y maquetas estamos reconstruyendo esta historia de un espacio natural único, perjudicado gravemente por la burbuja inmobiliaria.