Alteraciones cotidianas
La artista multidisciplinar María Sánchez explora en sus obras las relaciones humanas a través de pequeñas alteraciones en entornos cotidianos, que convierte en escenarios performativos.
A través de una alteración mínima -casi imperceptible- de objetos y situaciones, el trabajo artístico de María Sánchez (Ávila, 1977) interviene en contextos cotidianos, modificando intencionalmente los usos de las cosas y los fines originarios de los gestos, con el objetivo de rescatar y amplificar la poesía ínsita en los espacios pequeños de la vida.
Confundir el arte con la realidad; tirarse al abismo de la improvisación; desprenderse de las convenciones, los virtuosismos y las ataduras formales; experimentar con recursos esenciales, como su propio cuerpo o el teléfono móvil: son éstas algunas de las premisas estéticas y conceptuales sobre las que se basa su proceso creativo. De hecho, como afirma la misma artista, en la entrevista que presentamos a continuación, una de sus mayores preocupaciones es "trabajar con ideas y herramientas silenciosas, sin conceder demasiada importancia al Arte (así en mayúsculas)… posiblemente para desdibujar sus límites".
En sus obras -sean éstas fotografías, performance en espacios cerrados o vídeos grabados por la calle- María Sánchez consigue convertir eventos aparentemente banales (ir a la panadería, pasear por la playa, viajar en metro…) en escenarios efímeros de acciones espontáneas que buscan explorar y cruzar los confines de la relación con el otro. Dejándose llevar por la indeterminación del hic et nunc, el momento fugaz vivido aquí y ahora, sin saber de antemano qué es lo que va a ocurrir y cuáles van a ser las consecuencias de sus intervenciones, la artista expande sutilmente el universo de las distancias cortas. Con sus obras casi oníricas, la artista consigue subvertir las certezas del espectador, suscitando una amplia gama de posibles reacciones emotivas, de la sorpresa a la tensión, de la suspensión a la risa, etc.
En una época tan saturada visualmente como es la actual (en la que si uno no se dispara selfies, y no vuelca en las redes sociales todo lo que hace a lo largo del día y de la noche, parece ser que casi no existe) tu trabajo artístico aboga por la invisibilidad, la intimidad, el silencio. En definitiva, por la búsqueda de espacios intersticiales donde siempre hay vida (mucha vida) aunque ésta no esté espectacularizada. ¿Estás de acuerdo con esta interpretación? ¿Cuáles son, realmente, tus preocupaciones artísticas?
Sí, es cierto que actualmente las redes sociales forman parte de nuestra vida. A mí me gusta trabajar con ideas y herramientas silenciosas, sin conceder demasiada importancia al Arte (así en mayúsculas)… posiblemente para desdibujar sus límites. Me empeño en cuestionar las fronteras de las relaciones personales, reflexionar sobre el amor, la intimidad, etc. ¿Y para esto habría mejor destino que Facebook?
¿Crees que hoy en día se necesita más cercanía, más calor humano, tanto en el arte como en la vida real?
Me gusta mucho trabajar con cercanía… pero no sé si se necesita.
Tus obras suscitan en mí una tensión tremenda entre, por un lado, la inquietud del suspense y, por otro lado, cierta ironía paradójica y surrealista. Me sucede tanto con las fotografías como con los vídeos o los registros de acciones en la calle. Pienso, sólo por mencionar algunos ejemplos, en "Qué es lo que haces" (2014), "No nos demoramos" (2014-2015) o "En todos los lugares, a todas las horas" (2013-2014). ¿Es la ambivalencia emocional un recurso que usas intencionalmente en tu trabajo o es algo que no te planteas conscientemente?
Cuando trabajo no parto de la premisa de la inquietud, ni del suspense… No pienso en lo que van a suscitar los vídeos. Mi proceso es más sencillo… hago pequeñas acciones, de la misma manera que otros artistas llevan Moleskines… como apuntes, o como experimentos. No hay diferencia entre boceto y pieza final.
¿Cuán importante es la ironía en tu obra?
No pienso en mi trabajo como irónico. Hay una intención importante que es la poesía -suena tan ñoño y ambicioso que me pongo roja como un tomate-. ¡Qué jorobado decir esto...! Pero, sí… ¡Hala!... Ya está dicho… Te prometo que sólo busco poesía… y van y me salen vídeos de inquietud… Jajaja.
En la interesante conversación que tuviste, en 2014 con Roberto Villalón, leí una afirmación tuya que me encantó: "Yo me tiro al abismo con facilidad". ¿Te gusta arriesgarte, jugar con los límites, tratar de superarlos?
Sigo en ese camino. Para mí un abismo es la piel de otra persona. Salgo de casa sin nada, con el móvil y sin ninguna idea, a ver qué sale. El riesgo es ir quitando: sin taller, sin estudio, sin cámara, sin mesa… con una mano hago y con la otra grabo.
¿Es cierto que eres tímida?
Sí, soy muy tímida.
En la conversación que ya he mencionado arriba decías que poco a poco has ido abandonando las obsesiones formales, especialmente las de la fotografía, y esto te hizo sentir más libre a nivel creativo. Supongo que ello tiene algo que ver con el hecho de tirarse al abismo con facilidad y con el deseo de acercar el arte a la vida y viceversa. ¿Me podrías hablar un poco de cómo ha evolucionado tu proceso creativo a lo largo del tiempo?
Así es, mantuve y mantengo una relación complicada con los dispositivos y la técnica. En mi generación la formación en Bellas Artes consideraba importante la adquisición de habilidades, procedimientos y recursos. Después, el ámbito profesional me llevó a especializarme en fotografía, donde la cámara y el desarrollo técnico es un gigante que te domina.
Estoy aquí en el proceso de desprenderme de ataduras formales. Trabajar en la levedad y la sutileza, sin pretensiones, ni alardes ni virtuosismos.
Creo que no soy capaz de materializar un proceso creativo. Quizás -para que se entienda- podría contar lo que me sucede como algo parecido a un metabolismo interno. Lo que vivo, leo, escucho, deseo, etc. Supongo que es ese material invisible el que hace una combustión interna, que ni los demás ni yo puedo ver, y me lleva a estar en la panadería y realizar una pieza, o a ir en el metro y grabar un vídeo.
¿En qué estás trabajando actualmente?
Actualmente tengo dos proyectos abiertos. Desde hace seis meses, junto a mi pareja, estamos trabajando en una película. Se trata de una obra experimental, en la que mi parte es la técnica (curiosamente); cojo la cámara de manera sistemática. Prefiero no contar más...
Y por otro lado, preparo una exposición individual para la Sala Gótica del IEI en Lleida, que corresponde al premio del Festival de Creació Contemporánia: Embarrat 2017.
En varias ocasiones has declarado que tu obra no tiene que ver con el mercado. En este sentido, no tener la preocupación de vender tu arte ¿es más bien un privilegio o una condena?
No lo sé, ambas cosas supongo.
¿Para qué sirve el arte?
En mi caso tiene varias utilidades. Una de ellas, que me da satisfacciones diarias, es que cuando tiendo la ropa en el patio de mi casa coloco las pinzas con el color complementario de la prenda. El resto son más complejas de explicar.