Más que una librería
Además de encontrar libros nuevos y tesoros de segunda mano, en la librería internacional Desperate Literature se organizan diferentes actividades para crear comunidad en torno a la lectura.
La calle Campomanes está tranquila, vacía, envuelta en la penumbra de un atardecer frío. Es una de esas calles del barrio de Palacio que se esconde de los turistas. Sin embargo, todo cambia cuando se traspasa la puerta de la librería Desperate Literature: el desorden ordenado de libros, las alfombras viejas, las lámparas, los carteles por todos lados, el bullicio de los clientes que se pasean por su interior.
“Nos sentimos un poco en medio de todo, porque Ópera está cerca, Malasaña, Lavapiés, La Latina, estamos en medio”, explica en inglés Terry Craven. Cambia al español para pedir: “Necesitamos algo en la calle”, pero enseguida vuelve al inglés: “Es una calle un poco extraña, aunque me gusta así, la gente llega hasta aquí pero es tranquila, y está en una zona muy rara, hay muchos burdeles y stripclubs, hay una energía extraña, pero me gusta así…”
Terry Craven gestiona Desperate Literature con Charlotte Delattre y con otros dos socios, Craig Walzer y Corey Eastwood, con los que comparten tres librerías hermanas: Atlantis Books (en Santorini, Grecia) y Book Thug Nation y Human Relations (ambas en Brooklyn, Nueva York). “Charlotte está enferma, no puede venir”, disculpa Craven, “le he dicho que se quedara en casa, aunque quizás venga, ella es así”.
Craven es un británico menudo que esconde su timidez detrás de una barba rubia bien cuidada, un bigote daliniano, una bufanda de cuadros y un gorro. Sin embargo, se delata cuando recoloca compulsivamente los libros de las estanterías mientras hablamos, una y otra vez, mueve los altavoces por los que sale el hilo musical, se quita y se pone el gorro.
¿Qué tipo de libros tenéis en la librería?
Son los libros que nos gustan, la verdad, los libros que nos interesan… Tener una librería tiene que ver con la comunidad que se crea alrededor de la librería. Traes las cosas que te gustan y la gente aprende, la gente te pide cosas y tú aprendes con ellos. Aprendemos juntos y construimos juntos.
¿Cuáles son los libros de más valor, no sólo económico sino…?
Tenemos un libro firmado de William Burroughs, que tiene bastante valor, y moló bastante cuando lo conseguimos, "El almuerzo desnudo", firmado. Tenemos un Picasso firmado, que no se ha vendido todavía. Teníamos una primera edición de Dickens, "Cuentos de Navidad", que moló mucho cuando lo encontramos en Marruecos, debajo de unas escaleras, en una librería. Fue muy guay.
¿Y el dueño sabía qué libro era?
No. Pero el tío era un imbécil. Fue Charlotte quien lo encontró y el tío fue muy desagradable.
¿Y ese lo habéis vendido?
Sí, está vendido.
Desperate Literature alimenta sus estanterías con libros nuevos y de segunda mano en tres idiomas: inglés, francés y español. El nombre viene de una frase sacada de "Los detectives salvajes" de Roberto Bolaño que se asoma a la clientela transcrita en una de las paredes del local. Bajo las letras doradas y negras, parapetada detrás de una mesa abarrotada de libros, atiende Paloma Reaño.
Reaño es empleada de la librería y a la vez fundadora y editora de Peso Pluma, una editorial que publica en Perú aunque su objetivo es empezar a imprimir en Madrid. En Desperate Literature ya no quedan ejemplares de sus libros. “Cuando tenemos un librero, intentamos integrar su vida literaria en nuestra librería, intentamos tener una familia”, explica Craven. Otras dos chicas con pinta de ser extranjeras entran y salen del pequeño local, cargan con litronas de cerveza, Craven les pregunta si han pedido factura, están preparando la lectura poética que se celebrará por la noche.
Terry Craven y Charlotte Delattre llegaron a Madrid desde París, donde habían trabajado en la famosa librería Shakespeare and Company. Desperate Literature hereda su objetivo de ser lugar de encuentro y también recibe huéspedes que se alojan en la habitación de la trastienda a cambio de que ayuden un par de horas al día, abriendo, cerrando, organizando eventos. “Solía decir que los huéspedes tienen que dejar algo permanente y algo temporal, pero es algo que surge de manera natural, hay gente que viene y no quiere hacer nada, se queda una semana y eso es todo”, explica Craven.
¿Cómo son las personas que se alojan en la librería?
Muchas veces es gente que nos gusta, que queremos que sea parte de la comunidad. A veces es gente que dibuja, algunos son músicos así que hacen conciertos, otros son cocineros y cocinan. Un tío estaba viajando por el mundo haciendo tortitas, no sé por qué, pero eso es lo que hacía así que se alojó aquí, nos hizo tortitas y estaban muy ricas. Y también vienen muchos escritores, claro.
En ese cuarto vivieron Craven y Delattre cuando llegaron a Madrid hace algo más de tres años. Craven no hablaba español y aunque el local había sido una librería sólo pudieron aprovechar algunas estanterías. Lo demás, trabajo duro. “Cuando empezamos no teníamos ningún libro nuevo, ninguno. No teníamos la trastienda, ganábamos 300 euros al mes. Ahora puedo pagar el alquiler, el teléfono, ahora tengo una vida de verdad. Antes era un esclavo de la librería. Así son las cosas cuando estás construyendo algo”.
En Desperate Literature son editores ocasionales (“de publicaciones muy humildes”), celebran lecturas, conciertos, están organizando un festival para el año que viene, y acaban de cerrar la convocatoria de su primer premio de relato que ha recibido más de 400 participaciones. La literatura es el universo por el que orbitan Terry Craven y Charlotte Delattre, y Desperate Literature es su centro de gravedad hasta el punto de que él reside en un apartamento del mismo edificio y ella vive a cinco minutos. “Nuestras vidas y la vida de la librería no están separadas”, explica Craven en español.
“Creo que Madrid es una ciudad en la que cuesta más tiempo descubrir lo que está ocurriendo, pero según mi español mejora y voy conociendo a más gente, voy entrando en un panorama editorial independiente muy vibrante”, cuenta Craven. “No conozco todas las librerías de Madrid, pero hay algunas que me gustan mucho. Nakama, Arrebato Libros, y Traficantes de Sueños, que es increíble, me da mucha envidia cada vez que voy”, cuenta.
Terminamos la entrevista con el habitual bonus track: una recomendación literaria madrileña. “¿Qué puedo decir? Hay una editorial, Ediciones Nevsky, somos muy amigos de James Womack que vive aquí y es poeta, y de Marion Womack, que es una gran escritora. Están conectados con un grupo de gente increíble, como Pilar Adón, que con suerte vendrá aquí con Impedimenta. Me gusta mucho lo que escribe, ¡y no está traducida todavía al inglés!”.
Charlotte Delattre llega a Desperate Literature justo cuando hemos acabado, con el rostro cansado pero a tiempo para la foto de familia. En las estanterías, los libros tienen unas fajas muy particulares: recomendaciones escritas a mano sobre papel marrón.
¿Quién escribe las fajas?
Ah, eso lo hacemos un poco entre todos.