Librería de barrio
En pleno Chamberí, encontramos Modesta Librería, un espacio acogedor con catorce años de trayectoria y unos libreros de trato familiar: una auténtica librería de barrio.
I
Al principio parece que Coco, de la Modesta Librería (calle de Modesto Lafuente, 31), quiere zafarse de la entrevista. Lo intentamos un par de veces: nos sentamos en un rincón de la librería alejado de la puerta, ponemos en marcha la grabadora, pero no hay manera.
Todavía no hemos hecho la primera pregunta y Coco se levanta porque una pareja de clientes cruza la puerta. Buscan un cómic porque ya se llevaron hace poco uno que les recomendó Coco, un cómic sobre Stefan Zweig que “ha triunfado”, dicen. Sus amigos se lo pasan de mano en mano y ahora quieren otro. Coco sonríe, les pregunta si han visto la película sobre la vida de Zweig, dice que tiene ganas de verla.
De repente, rodea el mostrador y coge un libro. “Os lo voy a enseñar, no me puedo resistir”. El libro que lleva en la mano es de su hija, Klari Moreno, que este ha año ha recibido el premio al artista revelación de Expocomic. Libros de Autoengaño ha publicado "Ya será", una recopilación de sus obras con algún inédito. A Coco le brillan los ojos. Pasa las hojas: “Dibuja muy bien. Y luego es muy conceptual… A veces es un poco inquietante”.
Desde la caja, interviene Rocío, su sobrina, que por las tardes ayuda en la librería. “A mí me gusta más el dibujo del final, que tiene colores y letras, soy más simple”, dice entre risas. Coco corrige: “Simple, no; sencilla”.
II
Del trío familiar que lleva la librería, sólo falta la pareja de Coco y tía de Rocío, que también se llama Rocío y que es la verdadera fundadora de la librería. Este año, en septiembre, cumplen catorce años aunque en la web anuncia el decimoquinto aniversario. “Cuando puse eso en la web, estaba convencido de que llevábamos quince, pero es que pasa el tiempo y volando y ya no me acuerdo”, explica Coco.
¿Cuál fue el origen de la librería?
El origen de la librería fue un poco psicodélico, la verdad. Volvimos de verano, en agosto, y Rocío llevaba como un año sin trabajar, y vimos que se alquilaba el local, y dijimos "pues vamos a pillar el local". Y empezamos a pensar qué abrir y como a los dos lo que nos enrollaba era leer, pues…
Rocío Cela es quien ha llevado la librería durante todos estos años, pero se ha escapado de la entrevista y ha dejado a Coco solo ante el peligro. Coco tenía hasta hace poco una empresa de servicios informáticos. “A mí siempre me ha gustado muchísimo estar en la librería y en cuanto podía estaba, y desde hace tres años, o dos años, ahora estamos entre los dos. Y con una chica, que es un poco rara, que es actriz y que de vez en cuando viene por aquí”, dice Coco mirando a Rocío, la sobrina, que nos observa con una sonrisa desde detrás del mostrador.
¿Cuando abristeis la librería teníais muy claro qué queríais vender?
Siempre tuvimos claro vender el tipo de libros que nos gustaban, y no hay otro criterio. El hijo de Rocío, Hilo, es muy viajero, es explorador polar, guía de montaña, y le gustaban los libros de viajes así que era el que se encargaba de los libros de viajes. Luego Clara, los cómics. Yo soy más ensayo y literatura más espesa. Y a Rocío le gustaba más la policiaca… Hemos ido cambiando todos. Y teníamos más afinidad con las editoriales independientes que hoy están muy consolidadas, como Asteroide, Impedimenta… nacieron prácticamente con nosotros, les hemos visto crecer. Errata, Periférica, todas estas del grupo Contexto, las hemos visto nacer. Nos caían bien y tenían más o menos el mismo gusto que nosotros. Siempre nos hemos llevado muy, muy bien.
III
Al final, la pareja de clientes se lleva el cómic de Klari Moreno aunque a Coco casi parece avergonzado por haberles hecho sentirse obligados a comprarlo. Ellos responden que nada de eso, que quieren leerlo con calma en casa. Y la vergüenza de Coco se convierte enseguida en orgullo. La pareja se va y Coco les pide que vean la película de Zweig y que le cuenten qué les parece.
De repente Coco suspira. “Van a entrar otros clientes, no vamos a poder empezar la entrevista”. Y los saluda al otro lado del ventanal, va a buscarlos a la puerta, huye otra vez de la entrevista. Es otra pareja que viene a por unos libros que tienen encargados. Traen una bolsa con pan de una famosa panadería de Madrid y Coco hace bromas, insinúa que el pan está muy malo, que le dejen a él la bolsa. Luego señala el libro: "Crónicas de Islandia", de John Carlin. “Ese te va a gustar”, le dice a ella, y ella le dice que sí, que ya ha comprado por lo menos cuatro. Y que por fin tiene los billetes de avión para ir a Islandia pero que al parecer van a poner freno al turismo, que ya no cabe nadie más en la isla. Coco sigue con sus bromas: “Eres la persona que más libros tiene sobre Islandia y todavía no has ido”. Y ella: “¡Que ya tengo los billetes!”.
IV
Modesta es un rectángulo casi perfecto, no muy grande pero bien aprovechado. En el rincón de la entrada, libros infantiles; a lo largo del lado que da a la calle, mesas con las novedades y la selección de los libreros. En las estanterías, el fondo de la librería. No tienen muchos libros pero son rápidos con los encargos. A ras de suelo, cerca de donde hacemos la entrevista con unas cervezas que nos ha traído Rocío, están los bestsellers: algunos novelas históricas, algún premio Planeta. Solo una balda.
¿Cómo es el público que viene a Modesta?
C: Esta es una librería de barrio pero es verdad que el 70% de la gente que viene es porque sabe o intuye que encuentra un tipo de libro que es el que tenemos, que tiene gustos afines. ¿Tú qué dices, Rocío?
R: Pues que a lo mejor no tenían ese gusto al principio y venían pidiendo un bestseller más normal, pero poco a poco se han ido convenciendo.
C: A veces me entra la tentación de coger los diez libros más vendidos y ponerlos ahí y ver qué pasa, pero la sensación que tengo es que hay muy poca gente que viene a tiro hecho a coger el último Planeta, salvo a lo mejor en Navidades. La gente viene a echar un vistazo y a que le orientes, o a que le digas un poco lo que te ha gustado.
Coco reconoce que a veces coge las listas de ventas de libros y hay muchos que no conoce. “Y me da rabia porque si se vende mucho ya me gustaría, prefiero que me lo compren a mí a que se lo compren a El Corte Inglés, no le hago ascos a nada. Pero, claro, de este libro puedo hablar y de ese no”.
Eva Boj, de la librería Atticus Finch, nos contaba que en Madrid ha habido un boom de librerías durante la crisis, ¿cómo lo has visto tú?
C: Yo lo que he notado es que en, digamos, zonas de paso, Malasaña, el centro, ahí sí que se han abierto librerías, un poco como esta pero en las que, si pueden, meten un sitio para tomar una cerveza, un café… Pero las de barrio -yo conozco más las de este barrio-, literalmente han cerrado todas. La única que sobrevive es la librería LE, la que antes era Crisol, y nosotros. Y no hay más.
R: Y El Dragón Lector...
Tenéis una relación muy especial con el barrio.
C: Hombre, es una relación muy personal, muy cercana. Con mucha gente. Nosotros hemos hecho muchos amigos. Amigos de vernos fuera de la librería y a veces viajar juntos. Si es que esto es un gozada. La putada es que no dé dinero, ya si diese dinero sería leche.
Y Coco ríe con una carcajada. Acabamos la entrevista pidiéndole, como hacemos siempre, una recomendación: alguna novela de Madrid o quizás algún autor de aquí.
C: Hombre, sobre Madrid tengo un favorito, sin duda, que es "La forja de un rebelde". Me alucina que haya gente que ni siquiera lo conozca. Y luego hay uno que está descatalogado pero se va a volver a editar, que es "Doble esplendor", las memorias de Constancia de la Mora que era la nieta que le salió rana a Antonio Maura. Era un personaje fantástico y las memorias son un gozada. El noventa por ciento es Madrid, puro Madrid. Y los Modlin.
R: Eso te iba a decir, que como no digas Los Modlin...