Madriz / Ideas y Entrevistas 29 de March 2016 por Javier Yohn Planells Tweet · Share

Todo el mundo es malo

Marina Sanmartín publica una nueva novela cuya tesis es que todo el mundo tiene su lado oscuro.

Marina Sanmartín (Valencia, 1977) bebe una cerveza artesanal en la planta baja de The Little Big Café, donde hemos quedado para hacer esta entrevista. Unas delicadas flores rosas y blancas decoran la mesa de madera. Nadie a su alrededor sospecharía que esta mujer menuda y de pelo plateado acaba de publicar una novela cuya tesis es que todo el mundo es intrínsecamente malo.

¿Todo el mundo
Todo el mundo tiene su lado oscuro. Hace falta una chispa muy pequeña, todos podemos ser malvados.

La novela se titula Informe sobre la víctima y salió a la venta el pasado 9 de marzo de la mano de la editorial Principal de los Libros. En su contraportada se puede leer: "¿En qué parte de nosotros se oculta la semilla del mal?"
A estas alturas me he aceptado bastante, con todos mis rincones oscuros. Y tengo que decir que me reconozco más en esta novela que en esta mujer con voz de pajarillo –dice.
Es difícil hablar del libro sin comprometer la trama, pero digamos que es una distopía en la que El Eslavo, un hombre ya mayor, cuenta los terribles acontecimientos que le tocó vivir muchos años antes, en 2010, en la ciudad inventada de Caivelan. Hay otras voces en la novela: los estudiantes que entrevistan a El Eslavo, el diario del que habla el título, las conversaciones de una pareja de ancianos… **Una polifonía que teje una red incómoda, desasosegante.

¿Cómo surge esta novela, de dónde?
Llevaba tiempo con la idea de escribir sobre la infancia. Creo que la infancia siempre nos marca. Había hecho esbozos pero me faltaba encontrar una historia que generara interés… En ese contexto apareció una historia real que me cuentan en una cena. A partir de ahí, encajan las piezas. Por eso digo a veces que **es una novela “ligeramente basada en hechos reales”.

La conversación entra en un terreno peligroso y no puede ser transcrita porque arruinaría el final del libro. Digamos sólo que en "Informe sobre la víctima".
La infancia, de la que ya te he hablado, y el miedo, lo que somos capaces de hacer o dejar de hacer por miedo. El miedo nos paraliza y creo que explica mucho de lo que nos ha pasado en estos años de crisis por miedo a cambiar las cosas.

Hay también cierta fijación por la enfermedad, como en tu anterior novela. El amor que nos vuelve malvados", Principal de los Libros).
Más que fijación por la enfermedad, hay una fijación por la vejez, por cómo se ven las cosas desde la vejez, cuando sabes que por muy longevo que seas ya no te queda mucho tiempo. Pero, además, con la enfermedad buscaba una metáfora para aplicarla a la ciudad, porque esta novela también habla de una época y de una ciudad.

¿Por qué decides inventar una ciudad?
Porque me permitía usar lo que me gustaba de la ciudad real y, al mismo tiempo, añadirle lo que me interesaba. Me permitía ser más libre.

Repites también una estructura narrativa con distintas voces..
Sí, porque una de las cosas que puedo hacer con la literatura es ponerme detrás de varias voces. Creo que nadie tiene una visión absoluta de la realidad, para tener mi visión ya tengo mi día a día. Así puedo conseguir una visión más completa, una visión de trescientos sesenta grados. Lo que me gusta de la ficción es que me permite cerrar el círculo. Además, quería que la víctima no tuviera voz, que fuera el personaje más débil y los demás mostraran cómo es…

En un momento dado de la conversación, a raíz de otra de esas partes de la novela que no se puede contar porque hay que leerla, dices: “La realidad está llena de mentiras, nadie es sincero”.
Me encanta decir mentiras, aunque esté mal visto reconocerlo. Yo miento todo el rato y cometo el error de pensar que por decirlo me lo van a perdonar mejor pero no es así.

Se ríe y le pregunto qué parte de lo que me ha contado hasta ahora es mentira. Intenta ponerse seria.
Nada, cuando hablo de la novela no miento.

Dices que "Informe sobre la víctima" es una novela de género...
Adoro a Patricia Highsmith y creo que escritoras como ella o como Iris Murdoch, que trabajaba mucho las tramas, están subestimadas. Como lectora necesito disfrutar de lo que leo, que me interese, así que como escritora necesito contar una historia, porque además me la estoy contando a mí misma.

Entonces, los experimentos postmodernos, la trilogía Nocilla…
No me interesa. Pero no es un ataque, ¿eh? De hecho, a veces pienso que es mi ignorancia, que no estoy a la altura.

Hoy en día parece que la historia es lo menos importante en la literatura contemporánea de prestigio, ¿no?
Hay tendencia a pensar que cuanto más abstracta sea una novela, mejor; que pasar de la tradición es garantía de calidad artística. Pero para mí lo importante reside en ser capaz de escribir una historia. Me parece que articular una trama es lo más difícil de todo. De todas formas, hoy en día todo está contado, así que no se trata tanto de cómo se cuenta, hay que buscar el lugar diferente desde el que mirar.

¿Escribes otras cosas que no publiques, que te guardes?
Para mí cualquier expresión artística es un acto de comunicación. Una parte de mí se afianza con la lectura de los demás.

¿Qué esperas de la novela una vez que ya está escrita y publicada?
Con eso ya me siento satisfecha pero mi objetivo es que se lea, ojalá la novela llegue a mucha gente.