En Altura Projects
Cerca del metro Marqués de Vadillo se ubica Altura Projects, el estudio de Iñaki Domingo, Álvaro y Alejandro Marote y Federico Guardabrazo. Un lugar de encuentro basado en el equilibrio y el respeto, donde se dan intersecciones que enriquecen el trabajo de todos.
El bullicio de la glorieta del Marqués de Vadillo nos recibe en una nublada tarde de mayo. Avanzamos por las aceras mojadas mientras notamos algunas gotas de lluvia intermitentes, que parecen escapar a la tensión que se acumula en el tormentoso horizonte. El barrio de San Isidro, en el distrito de Carabanchel, está lleno de vida: pequeños negocios atendiendo con mimo a sus clientes, gente que termina o empieza su jornada, mayores que pasean apaciblemente y niños con sus coloridas mochilas cargadas de tareas escolares. Entre todo este trasiego, llegamos rápidamente a Altura Projects, el espacio de trabajo de los artistas visuales Iñaki Domingo, Alejandro y Álvaro Marote y Federico Guardabrazo.
En esta ocasión, encontramos en el estudio a Iñaki, Alejandro y Álvaro, Federico hoy no ha podido acudir al estudio y, a propósito de esto, Alejandro habla de la versatilidad de Altura Projects: “No venimos todos a trabajar cada día, también tenemos proyectos fuera. Pero, aunque coincidamos todos a la vez, este estudio flexible y amplio permite que si estamos trabajando todos, podamos tener nuestro propio espacio y que cuando estamos solos hagamos otro tipo de cosas, a lo mejor más ruidosas o molestas para los compañeros”. El secreto de este equilibrado entendimiento es el concepto de estudio que comparten los artistas: “Un lugar de trabajo y encuentro, donde un conjunto de individualidades que se apoyan y se ayudan generan sinergias”, define Iñaki y añade Alejandro, aludiendo a Altura Projects en concreto: “Se trata de un espacio donde, más allá de estar desarrollando tus proyectos, tienes gente trabajando a tu lado; esa es una energía que se comparte y te nutre”. Álvaro puntualiza con una idea clave: “Sobre todo, un lugar que te haga sacar tu universo de casa”.
Los hermanos Marote ya habían compartido espacio de trabajo, aunque la experiencia fue un tanto frustrante, como cuenta Alejandro: “Era un pequeño piso en el centro de Madrid y lógicamente no tenía las dimensiones ni las posibilidades de este espacio donde nos encontramos ahora, así que estábamos muy limitados, era casi una oficina más que un estudio”. Álvaro recuerda: “Lo único que podía hacer allí era dibujar. Después estuve en otro espacio en La Latina, Sierpe, hasta llegar aquí”. En el caso de Iñaki, ha trabajado en casa y también ha pasado por dos estudios antes de llegar a Altura Projects, con la peculiaridad de que estos espacios se encontraban en el mismo edificio que su actual estudio.
Llegar a este espacio ha supuesto un cambio para todos: “Surgió la posibilidad de alquilar este sitio y en ese momento ninguno de nosotros tenía estudio. Lo que nos convenció definitivamente fue el sitio en sí, su energía y los techos altos que nos permiten expandirnos, ya no solo a nivel imaginativo, sino físico”, declara Alejandro. Esta característica del estudio influye notablemente en la producción de los artistas, como indica Iñaki: “Trabajar con un espacio grande te hace pensar en grande. En casa no me planteaba obra de grandes dimensiones, pero a medida que vas avanzando en tu trayectoria piensas en otro tipo de proyectos que en casa son inviables, por una cuestión meramente práctica”. ¿Fue la ubicación un aliciente más? Alejandro se sincera: “Mi hermano y yo nos hemos criado en este barrio y para nosotros significa mucho. Estamos a cinco minutos del centro en coche, pero a la vez estamos alejados y disfrutamos de este otro tempo del barrio que nos permite afrontar nuestra creatividad de otra forma”. Para Iñaki, la ubicación no resulta algo tan esencial: “Si hubiésemos sabido de un espacio así en otro barrio, hubiésemos ido a verlo, más que por la zona, por el espacio en sí”.
Sin embargo, a pesar de la flexibilidad del estudio y sus posibilidades, hay ciertas partes de sus procesos creativos que necesitan desarrollar fuera. En el caso de Alejandro, encuentra concentración en un entorno bastante insólito: “Cuando tengo que escribir algún proyecto a nivel conceptual, lo que hago es irme a un bar y ponerme los auriculares. En esa vorágine de movimiento, soy capaz de concentrarme para sacar los esqueletos de los textos, que luego sí que desarrollo en el estudio”. Iñaki, por su parte, necesita otro tipo de ambiente: “En casa me siento cómodo escribiendo. Para mí escribir es algo parecido a un trance, muy íntimo, por lo que necesito un ambiente muy específico donde no tenga interrupciones, y en casa suelo tener ese silencio”. Álvaro se confiesa más pragmático: “Aunque nunca desconecto del todo al salir, me he dado cuenta de que cuando intento llevarme algo a casa, simplemente lo paseo, así que he dejado de hacerlo”.
Algo fundamental en este estudio es la identidad que han desarrollado, Iñaki explica: “Creamos una identidad de espacio porque queremos hacer cosas juntos. Compartir estudio conlleva compartir ideas, puntos de vista e intentar aportar soluciones a cuestiones que nos preocupan. Aquí intentamos generar a través de binomios, trinomios o desde la individualidad también proyectos que estén bajo un mismo paraguas, que ayude a identificar las cosas que surgen aquí”. Respecto a la nomenclatura, “Altura Projects”, Iñaki esclarece el origen: “Los tres somos tirando a altos. Nos resultó un nombre interesante y que no nos relacionaba con ningún asunto concreto, pero generaba una identidad: ya no vas al estudio de Alejandro, de Álvaro o de Iñaki; vas a Altura”. No obstante, esta identidad buscada no significa que se reconozcan en la definición tradicional de colectivo, tal y como aclara Iñaki: “Somos una oficina de proyectos y trabajamos en conjunto desde la suma de individualidades. En la colectividad se diluye la autoría y nosotros lo que intentamos, precisamente, es potenciar el carácter y la energía individual para conseguir un resultado conjunto. Son, simplemente, ganas de hacer cosas, sin tanta etiqueta”.
En esta línea, surge 50 / 50 uno de los proyectos de Altura Projects en el que están involucrados Alejandro Marote e Iñaki Domingo. Este último es quien presenta el origen de este trabajo: “Venimos del mundo creativo fotográfico y editorial y, quizás un poco cansados del fenómeno extraño y especulativo de los libros, hemos querido desmarcarnos de esa corriente y seguir un proyecto desde un planteamiento editorial, pero sustituyendo el soporte libro por la camiseta”. En 50 / 50 Marote y Domingo invitan -previa selección interna en la que se valoran cuestiones de calidad y afinidad al proyecto-, a 50 diseñadores nacionales e internacionales, emergentes y consagrados, a producir un diseño exclusivo en una edición limitada de 50 unidades. Ya han presentado dos ediciones y las camisetas se distribuyen a través de su propia tienda online y comercios físicos, pero les gustaría que también se pudieran adquirir en museos, ya que, en palabras de Iñaki: “Creemos que es el lugar óptimo para este tipo de piezas. Estamos cuidando mucho el producto, desde el tejido, la producción, el packaging y el acabado, muy personalizado. No es una marca de moda, es una versión de un proyecto editorial en el que damos el protagonismo a los agentes que en los libros suelen tomar un papel secundario, los diseñadores”. Dentro de muy poco saldrán dos nuevas camisetas de las que aún no pueden desvelar mucho, pero prometen ser “de diseñadores muy potentes”, según Iñaki e “inesperadas y llamativas”, según Alejandro.
Al margen de estos proyectos que surgen en el marco de Altura Projects, cada artista se encuentra en un momento diferente de su trayectoria. Alejandro, por ejemplo, está en un momento de reflexión: “A nivel expositivo, he dado un frenazo a la hora de mostrar mi trabajo. La evolución de mi proyecto es a partir de la forma y estoy replanteándome todo el proceso que he seguido hasta este momento. Quiero analizar este mismo proceso para comprenderlo, sentar las bases y reconstruirlo de nuevo. A nivel de producción quiero darle un mejor acabado a todo lo que realizo y para ello quiero cerrar las diferentes técnicas que utilizo en piezas que tengan un acabado final con el que me sienta verdaderamente satisfecho”. Por otro lado, Alejandro trabaja junto a Álvaro en el desarrollo de proyectos educativos, “son muy gratos y se aprende muchísimo”. Este domingo 27 y el próximo 10 de junio estarán en La Casa Encendida, junto a Alejandra C. Irazábal, con “Dragón 9”, una instalación estructural con forma de dragón, realizada a partir de nueve partes de animales diferentes. Los niños y niñas podrán intervenirla con diferentes técnicas plásticas. En este ámbito pedagógico los hermanos tienen más planes: “En julio nos vamos a Lima, en colaboración con el Centro Cultural de España, para desarrollar una serie de proyectos, talleres e intervenciones en zonas desfavorecidas”.
Álvaro está inmerso en estos proyectos educativos de los que habla Alejandro: “Es genial cuando puedo explicarles a los niños las cuestiones matemáticas y geométricas como a mí me hubiera gustado que me lo hubieran explicado, como algo divertido y curioso”. Álvaro estudió diseño de moda y diseño industrial hasta que se adentró en el mundo de la geometría: “Me empecé a interesar por las matemáticas y terminé haciendo domos, cúpulas geodésicas que se pueden usar para construir viviendas, que es lo que estoy haciendo ahora”.
Iñaki acaba de terminar una intensa temporada de trabajo, en la que ha tenido tres grandes proyectos. El último acaba de inaugurarlo: “‘Color politics’ en la Sala Amárica de Vitoria. He estado trabajando todo este año en este proyecto, que ha sido coproducido por la Comunidad de Madrid y por la propia sala Amárica. Es una continuación de mi investigación en torno al color y a la percepción visual. Después de esto quiero estar un poco más tranquilo e investigar, tengo algunas ideas que continúan esta línea de trabajo y quiero estudiar el camino adecuado para su formalización, pero antes viene una época de silencio y trabajo constante. Aun así, suelo andar metido en proyectos de comisariado, docencia (dentro de poco inauguramos en Lens la exposición del máster BASE, que he dirigido este año)… en fin, con nuevos proyectos”.
Todo parece estar equilibrado en Altura Projects, respetan los espacios de los otros y se dan intersecciones que enriquecen el trabajo de todos. Sobre compartir espacio con más -o menos- gente parece que se halla un consenso en las palabras de Iñaki: “La cuestión espacial no me preocupa, siempre que haya una organización y que cada uno entienda las necesidades de los otros; se trata de elegir bien a la gente de la que te rodeas”.