Con Andrés Senra a través del Atlas (de las ruinas) de Europa
Durante octubre y noviembre pudimos ver el proyecto de Andrés Senra "Ojalá estuvieras aquí (el éxodo de la cultura española)" en la exposición "Multiverso Videoarte" en la Fundación BBVA . Pero nos hemos citado con él para que nos lleve a ver otra exposición que le interesara y que nos sirviera de excusa para hablar con él de su trabajo: esta ha sido "Atlas (de las ruinas) de Europa", en Centro Centro.
Atlas (de las ruinas) de Europa toma la ruina como herramienta y lenguaje para hacer una lectura de la historia y la memoria de Europa. En la exposición se entiende la ruina no únicamente como desgaste o destrucción material y simbólica, sino en su dimensión expresiva, como un elemento narrativo recombinable en nuevos relatos, como testigo de eventos pasados y futuros imaginables. Así pues, estas ruinas son metáforas de la pérdida, el colapso, la erosión, el paso del tiempo y la ausencia así como de la oportunidad de cambio y proyecto de futuro.
Este atlas de imágenes muestra tiempos y espacios conflictivos, que ya no son homogéneos, una Europa en ruinas desde el siglo XVI hasta nuestros días, discontinua y despedazada. Esta Europa que tan recientemente ha demostrado ser incapaz de gestionar una situación como es la de dar acogida a refugiados de guerra, de pensar alternativas más allá de reformas que pasan por una austeridad radical. Todos estos acontecimientos recientes afectan directamente al individuo en su particularidad pero al mismo tiempo como integrante de distintas colectividades: esto es lo que nos conecta de pronto con los proyectos de Andrés Senra.
En los trabajos de Andrés Senra puede detectarse una tensión constante entre una serie de elementos de carácter personal y autorreferencial (a través de cuestiones de su propia identidad en las que el sujeto que está delante de la cámara es él mismo) en contraposición a un trabajo en relación con la comunidad, un colectivo de personas que se juntan para resolver alguna problemática determinada de sus vidas.
La exposición comienza con la relación entre naturaleza, cultura y cuerpo: la ruina arquitectónica como la ruina del cuerpo, metáfora del paso del tiempo, del acabamiento, de la muerte. De este modo se enlaza el interés de Andrés Senra por la crítica a la colonización del cuerpo del otro. En su proyecto Hechos reales (2007), por ejemplo, muestra a unos personajes que aspiran a un ideal perdido o I hurt myself everyday (2011), en el que se propone una reflexión sobre la representación del dolor, el sufrimiento y la despersonalización del individuo mediante dinámicas de socialización. En la exposición encontramos la documentación de la performance de Esther Ferrer Íntimo y personal (2007) que, por su parte, trata de reivindicar la diferencia de cada cuerpo y criticar el modelo de belleza estandarizado. Esta performance es significativa para entender la primera sala de la exposición, que señala hasta qué punto está presente y cómo opera la escala, el canon proporcional y la sumisión del cuerpo a estas proporciones ideales que marcan qué es bello, bueno y verdadero. La ruina arquitectónica es ruina del cuerpo.
Estas dinámicas de poder sobre el cuerpo que señala Andrés Senra se hacen evidentes en casos como en las migraciones, tema central en Ojalá estuvieras aquí (el éxodo de la cultura española) (2016) en el que los inmigrantes españoles tienen una relación diferente respecto a otros, ya que el estatus es diferente no sólo en función del origen sino del país al que se va. El interés de este proyecto recae en que los propios emigrados puedan hablar y así, en un caso, se destaca que no se pueden asimilar todos los casos de inmigración cuando uno tiene una serie de facilidades de las que no disponen otros. Las migraciones no son iguales para todos. Sin embargo, en la medida que se siente una discriminación hacia los enfermos, por ejemplo, que no pueden pasar la frontera por esta razón, sí se reivindica una lucha común, una lucha que comparten todos aquellos que, por una razón u otra, han tenido que dejar su hogar a la fuerza.
En la exposición, Lo inabordable se desintegra por contacto (2016), de Diego del Pozo, aborda en cierto modo esta cuestión, poniendo énfasis en las biopolíticas de control de acceso a Europa a través de dispositivos desarrollados en momentos como la crisis del ébola en 2014 y evidenciando cómo Europa parecía irse transformando en una cápsula higiénica inabordable.
En una perspectiva similar se enmarca el trabajo de Loreto Alonso, Eduardo Galvagni y Diego del Pozo, C.A.S.I.T.A. (2014) que consiste en superponer imágenes de las actuales vallas de Ceuta y Melilla sobre grabados facsímiles del Atlas de la Guerra de África (1859-1860). Superposición de temporalidades distintas y de representaciones gráficas consideradas neutrales que, a su vez, justifican la violencia del Estado. Fronteras que marcan un adentro y un afuera, una posición de vigilancia y dominación. En efecto, en la exposición se hace evidente cómo un sistema eurocéntrico ha dividido el mundo en una relación jerárquica a través de la imposición de fronteras o construcciones “exotizantes” del otro.
No es de extrañar, que al dividir de esta forma centro y periferia, norte y sur, occidente y resto del mundo, los márgenes sean lugares privilegiados para examinar cómo operan y se construyen esos supuestos “centros”. Así se entiende mucho mejor el punto de partida de Andrés Senra en proyectos como Semióticas de WC (2004) o He vingut aquí per fer-te una besada (2013). En ellos se ponen de relieve los espacios de control y la posibilidad de escapar de ellos, así como el proceso de privatización de los espacios de relación y, por extensión, de los cuerpos.
De aquí que la utopía y la esperanza que genera tenerla como horizonte, se convierta en ruina una vez se ha intentado llevar a cabo y se ha demostrado que, efectivamente, sólo funcionaba como utopía. La ruina es, como se presenta en la exposición, “palimsesto sobre el que se escriben, se borran y amontonan historias varias, no exentas de conflicto”. Uno de estos conflictos es el que se establece entre individuo y sociedad y que Andrés Senra ha explorado en proyectos como Auslandia (2009) y Kommune (2013). En este último proyecto, se reflexiona sobre la autogestión y las posibilidades y límites de la utopía a través del testimonio de los habitantes de Christiania, un espacio ocupado desde 1973 en Copenhague que se autogestiona al margen del Estado.
Finalmente, la tensión de la ruina es también la tensión del recuerdo y el olvido, lo que permanece y lo que desaparece. Esto es algo que está también presente en el trabajo de Andrés Senra desde que en los 90 dejó constancia gráfica del activismo LGTB pero también a través de proyectos como Amnesia (2014) y Plaza solución (2011), con Diana Larrea, en la que la memoria individual y colectiva respectivamente, es aquello que los articula.
Las fotografías de Andrés Senra que captan acciones de La Radical Gai, LSD y de RQTR forman parte de ¿Archivo Queer?, un archivo que surge de un trabajo de investigación de Lucas Platero, Fefa Vila, Sejo Carrascosa y el propio Andrés Senra. Todo este proceso de documentación y recopilación de materiales (fanzines, fotografías, etc.) hacen plantear constantemente este dentro-afuera de, quién genera los discursos no dando por hecho lo que se va encontrando, sino interrogándose constamente sobre la forma de abordar un archivo queer. Estos testimonios son como las ruinas (de Europa) que invocan una materialidad absoluta, restos que recuerdan el pasado como un conflicto sin resolver y de aquí, precisamente,la necesidad de revisitarlos sin esperar de ellos un relato totalizador, sino fragmentario y colectivo.