Marian Garrido en las expos de Daniel Jacoby y Tony Oursler
Visitamos con la artista Marian Garrido la exposición de Daniel Jacoby en la galería Maisterravalbuena y de Tony Ourseler en la galería Moises Pérez de Albéniz.
“Tú dale un gift a los situacionistas y te montan una revolución”. Lo que de entrada puede parecer una frivolidad como un mashup, las VHS mixtapes, el humor absurdo e incluso escatológico nos acaba llevando, con Marian Garrido, a la teoría del gran holograma, William Burroghs, el pensamiento mágico, el folklore hindú y el eterno retorno (en bucle como un gift/Sísifo) de Nietzsche.
La primera galería que visitamos con Marian Garrido es Maisterravalbuena, donde se presenta "Sydney no tendría nada que ocultar si otros no tuvieran nada que temer", la segunda exposición individual de Daniel Jacoby en la galería. En ese momento todavía no nos habíamos planteado que esta visita, quizá ya la habíamos hecho hace millones de años y no lo recordábamos.
Las piezas de Jacoby se inspiran en una tienda de prendas de algodón de Lima, en la que hoy en día se sigue exponiendo la ropa a la manera de los pequeños comercios. Con el objetivo de demostrar la calidad de las prendas, éstas se cuelgan como tapices en el espacio de la tienda prescindiendo de maniquíes. Esta forma de exponer está presente en las piezas de Jacoby que, a través de unos módulos, inluye una serie de patrones geométricos que recuerdan a estas piezas de ropa.
Marian, que nació el mismo año que Jacoby, destaca cómo éste piensa el espacio, cómo utiliza el techo para situar allí según qué elementos, cómo genera un espacio que demanda la actividad del visitante, las luces led y el color azul que recubre toda una pared de la sala y que directamente hace recordar uno de los proyectos de Marian, #0000FF.
El #0000FF es el color de los hipervínculos, del croma, es el color del camuflaje digital y el que permite a Marian explorar la forma de hacer desaparecer la materia en este proyecto que se llevó a cabo en Storm and Drunk dentro del Proyecto Cruising con Álvaro Valls. Podríamos decir que este color es el más representativo de lo digital. Y no sólo eso, sino que permite explorar desde la desaparición de la materia hasta el estudio de cómo el color luz (de pantalla) no se puede transcribir a lo físico: invisibilidad en el camuflaje digital del chroma en un site specific que funcionaba como taller y como pieza expositiva.
Este color azul distorsiona el espacio y esconde los objetos, altera sus dimensiones. También en el caso de Jacoby no se acaba de distinguir la posición de los objetos, si están dentro o fuera, si lo que se expone es para ser visto o para ver, qué se exhibe realmente... Al fin y al cabo, se lleva un proceso de abstracción (de las piezas de ropa de la tienda a las formas geométricas de las obras de Jacoby; de los objetos expuestos como bodegones a un azul sobre azul en el proyecto de Marian Garrido).
El pigmento, en la medida que se relaciona con la pintura y el ilusionismo, ocupa un lugar destacado en la obra de Marian, como se demuestra en "En los mundos desaparecidos fue posible perderse en el éxtasis" (2015) de una forma fascinante. Partiendo de la historia del castillo de Alamut y la secta de los asesinos de Hasan I Sabbah, de donde se vinculan los términos "hachís" y su derivado "asesino" (Hashshashin), se relacionan elementos propios del folklore de fantasía que han arraigado en la imaginación colectiva. Porque en la zona se teñían las alfombras con unos ungüentos que se realizaban con las semillas de unas plantas de la zona que provocaban alucinaciones: eran los pigmentos los que provocaban visiones y permitían realizar vuelos en las alfombras.
Las últimas palabras de Hassan fueron “nada es verdad; todo está permitido”. Esta frase obsesionó a William Burroghs, para el cual estas palabras eran una contraseña mágica: “se dice que un iniciado que desee conocer la respuesta a cualquier pregunta sólo necesita repetir estas palabras cuando se duerme y la respuesta llegará en un sueño”, escribió. Este pensamiento mágico, no lógico, está totalmente presente en los proyectos de Marian como una forma de escapar a los mecanismos de control, recuperando conocimientos perdidos o profundizando en las dimensiones simbólicas de los relatos vinculándolo a la tecnología y al imaginario de los primeros años de internet. A pesar de que esto esté tan presente, la mayoría de trabajos de Marian no hablan de internet como tal, como ella misma nos dice.
Todo esto dirige hacia una concepción muy determinada de la identidad que Marian explora en proyectos como "Sosias", "Stalking Marian", "MarianTM" o "Desilusional Misinterpretation". Proyectos que ponen en relación el trabajo de Marian con la exposición "A*gR_3", del artista neoyorkino Tony Oursler, que se puede ver hasta el 12 de noviembre en la galería Moisés Pérez de Albéniz. En esta exposición, Oursler sigue la estela de su anterior trabajo "template/variant/friend/stranger" (2015) donde investiga la identidad con las técnicas de reconocimiento facial a través de una piezas de gran formato. Mediante imagen, sonido y texto, Oursler se centra en el rostro como lugar privilegiado en el que se ubica la comunicación y la identidad.
Pantallas, rostros fragmentados, monitores, medio humanos, medio máquinas, altavoces. Todo esto genera una imagen de nosotros muy distinta a la que nos podríamos dar de entrada. Esa tecnología que sirve para amplificar la comunicación entre los sujetos y grupos es el mismo que descompone a los personajes de esta exposición, que intenta demostrar que la identidad es algo más bien complejo. “No creo que exista una identidad verdadera o pura”, sostiene Marian. Y para ello se utiliza a sí misma como material para trabajar esta cuestión sin que haya rastro de su persona en ninguna pieza.
En sus proyectos "Sosias", "Stalking Marian", "MarianTM" y "Desilusional Misinterpretation", todo esto está presente y encuentra su relación en el trabajo de Oursler. Marian trabaja con retratos robot, lo que está totalmente ligado a la percepción de la identidad a través del otro. Estos proyectos no sólo consideran esta alteridad sino las herramientas que modifican y alteran el imaginario a través del usuario amateur lo que lleva a estas estéticas impuras. Asimismo, tanto en las obras de Marian Garrido como Oursler se produce ese distanciamiento total que produce el llamado uncanny valley, ante la incomodidad y rechazo de un robot humanoide.
Más allá de estas piezas de Oursler, se pueden establecer puentes entre el neoyorkino y Marian, ya que en la obra del primero, "Imponderable", que se puede visitar en el MoMa hasta abril de 2017, una instalación en la que están presentes la fotografía espiritual, la pseudociencia, la telequinesis y manifestaciones paranormales que tan bien se pueden comparar con piezas de Marian como "The Medium is the Medium".
Este pensamiento mágico al que se ha ido haciendo referencia tiene una potencia impresionante en los proyectos de Marian cuando se mezclan los fenómenos paranormales, las apariciones y viajes en el tiempo, la recuperación de mitos y conocimientos perdidos. Todo esto se encuentra en "The Medium is the Medium", en el que se muestra la proximidad entre las imágenes captadas por la HEPTA y las piezas de Nam Jume Paik, la para-psicología, los fantasmas del Museo Reina Sofía y la fantología de Derrida.
Para viajes en el tiempo, predicciones, distopías y el primer hoax de los foros de internet habrá que esperar a "Souvenirs of future", proyecto con el que Marian ganó el premio Generaciones 2017 de La Casa Encendida.