Paseos por la cartelería madrileña: prohibiciones
Los carteles de la ciudad nos hablan a través de sus rótulos y nos cuentan toda una historia oculta, llena de restricciones y tiranteces.
Sin unas reglas básicas de urbanidad, una ciudad como Madrid no tardaría en convertirse en una ciudad sin ley. Gente cantando por la calle, niños jugando a la pelota… Un horror.
En serio, imagínense a tres millones de personas jugando al fútbol y cantando al unísono (o peor aún, cada uno por su lado) por todos los rincones de esta gran ciudad.
Una fuente, que responde al pseudónimo de Nación, nos informa de que hubo un tiempo en el que esta era la realidad de Madrid. Hasta que un héroe anónimo, indignado, decidió dejar esta pintada.
Y entonces llegaron las restricciones. Eran tan estrictas que hasta los avisos que anuncian la prohibición de fijar carteles, al encarnar ellos mismos el objeto de lo que se prohibe, corrían peligro de desaparecer.
Ante la represión, las gentes de Madrid responden. Para poder expresarse recurren a mensajes subliminales en los rótulos de sus establecimientos y aprovechan pintadas que publicitan sus servicios para desafiar al poder y a las leyes con sutiles insultos panhispánicos dirigidos a las autoridades.
Pero no todo en Madrid es disidencia. También hay carteles que nos recuerdan que conviene no vivir al margen de la leyes humanas, o tendremos que vérnoslas con las divinas.
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