A favor de lo invisible
Hasta el 4 de febrero se puede visitar en Tabacalera la muestra "Auralidad y entorno. Un marco de investigación artística", un proyecto enmarcado en el Festival de Arte Sonoro Español (FASE) que indaga en los márgenes de la creación mediante procesos colaborativos y experimentales.
"Auralidad y entorno" tiene mucho que ver con el propio lugar que la acoge, la sala de los estudios – y antiguos vestuarios – de Tabacalera: en ambos predomina un carácter de descontextualización y aparente arbitrariedad que invita al espectador a trascender las lógicas establecidas en busca de otras que impriman un verdadero sentido a lo que estamos viendo o, mejor dicho, a lo que no estamos viendo. Y es que, la propuesta descentraliza los focos protagonistas por excelencia, visión y fenómeno, a favor de lo invisible. Todo lo que escuchamos, sin apenas prestar atención; aquello que está ahí, pero se manifiesta de manera silenciosa; lo que nos afecta y nos constituye al interactuar con nuestro propio cuerpo. Se trata de lo previo, que no es nada, pero potencialmente lo es todo. Es el entorno, donde las cosas ocurren y, por ello mismo, siempre en un segundo plano. Hasta ahora. En esta muestra los márgenes se sitúan en el centro del discurso para ser analizados de una forma experimental y libre a través de un proceso colaborativo en el que artistas y comisarios intercambian funciones e investigan hacia una misma dirección.
En realidad, la exposición está enmarcada dentro del Festival de Arte Sonoro Español (FASE), y es el cierre de un proyecto centrado en profundizar en las relaciones entre auralidad y entorno –FASE 6– que se ha desarrollado en tres etapas: en la primera, Raquel Rivera comisarió la muestra de Alex Arteaga "emerging environments. tabacalera", en la que el artista planteaba el entorno como un vínculo generador de significados frente a las cosas que vemos y escuchamos. La segunda etapa, comisariada por Alex Arteaga, se llevó a cabo en Berlín y consistió en dos presentaciones performativas de los artistas Brandon LaBelle y Salomé Voegelin centradas en el mismo objeto de investigación. Finalmente, en esta última etapa, los mismos artistas junto con David Mollin, han concebido obras site specific para Tabacalera.
El proyecto que nos recibe al entrar a la sala, "The free scene", pertenece a Brandon LaBelle y consiste en una instalación compuesta por diferentes vídeos, lonas, altavoces y una suerte de cartográficas que constituyen un todo envolvente. La pieza es el resultado de un taller que el artista llevo a cabo con un grupo de performers en los pisos abandonados de arriba. El proceso colectivo consistió en sentir el espacio, entenderse como un cuerpo abierto a los demás y elaborar una serie de estrategias de movimiento sobre los suelos vacíos del edificio de Tabacalera. Mediante experimentaciones grupales, conversaciones, escuchas y celebraciones, el proyecto se desarrolló combinando procesos autoorganizados e imaginativos. La obra es una oportunidad para generar nuevo conocimiento como material, es decir, la “escena libre” podría entenderse como un lienzo en blanco para la concepción de relaciones de afecto fundamentadas en la creatividad y el trabajo de campo en un lugar por explorar.
La forma en que la pieza trata aspectos relacionados con la supervivencia cultural es a través de la comunidad y la creación de espacios comunes. El autor revela de forma poética este objetivo en la publicación que se ha editado con motivo de la exposición: "(…) el crear a partir de tus experiencias y relatos compartidos del sobrevivir a una ciudad resplandeciente– donde podemos encontrarnos – para protegernos de la obligación perenne de nada y de todo (…)". (LABELLE, Brandon. "La escena libre" en "Auralidad y entorno. Un marco de investigación científica", p.174)
La obra "Vocal Site Report" de Salomé Voegelin y David Mollin se realiza a partir del análisis de lo invisible como una delimitación oral del espacio. Para materializar esta invisibilidad se vale de dos estrategias: la reproducción de sonidos exploratorios recabados mientras rodeaban el lugar (el golpeteo sobre los muros exteriores, el crujir de las ventanas y las tuberías) y las narraciones de un guardia de seguridad que trabajó en el edificio, hace años, y en el presente. El relato personal del trabajador que cuenta su experiencia de llevar a cabo las rondas pertinentes, contrasta con las cacofonías y rumores registrados para definir el lugar desde las percepciones corporales.
En el caso de la última pieza "The way a walked the cars went backwards", Voegelin y Mollin entrevistan a los auxiliares de la sala para establecer un diálogo con el volumen interno de la sala: la expansión invisible del espacio, que nada tiene que ver con la medición de sus muros o su mobiliario, sino con el alcance temporal del espacio percibido gracias a la experiencia sensorial de las vivencias. Los auxiliares forman parte de un complejo artefacto, el de la exposición, que se proyecta más allá de los límites al uso de las exhibiciones para desestabilizar la percepción del espectador y ofrecerle otra forma de aproximarse a lo que ya conoce.